El Peligro de Subir al Cielo, El Aprendizaje de Bajar al Infierno

El Peligro de Subir al Cielo, El Aprendizaje de Bajar al Infierno

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Caminamos por la vida, o al menos lo intentamos, lo más alegres y sonrientes
que podemos, nos ponemos una máscara antes de salir de casa y nos adentramos en
el juego de la vida. Queremos aparentar felicidad, conseguir nuestras metas,
algunos desean ser populares, otros ganar dinero, otros incluso ser el centro
de todo y entonces vamos subiendo peldaño a peldaño por la escalera imaginaria
hacia el cielo. Otros quieren ser los más buenos, los más humildes (no hay nada
menos humilde que querer ser humilde) atraer a los demás con bellas palabras
como si fueran ángeles, como si les fueran a salir dos alas blancas con las que
salir volando hacia el cielo sin la necesidad de usar la escalera que han de
utilizar el resto de los mortales para alcanzar ese cielo soñado, esa meta, esa
finalidad.

Entonces vas subiendo y subiendo y con cada metro que recorres abandonas por
el camino una parte de ti, te vas vaciando poco a poco y te vas llenando con la
luz que ves al final del túnel, esa luz que representa tu mayor ilusión y
cuando por fin la alcanzas te das cuenta de que has llegado totalmente vacío y
tú ya no eres tú porque te has desprendido de tu yo. Pero piensas «¿Qué
más da? He llegado a la luz, he alcanzado mi ilusión.” Pero. . . ¿Y si esa ilusión
está vacía? ¿Y si realmente tú no querías eso?

Recorres la luz con tus ojos y te fijas en que hay otras personas buscando
lo mismo que tú, todas iguales, todas con los mismos pensamientos, las mismas
expresiones, como si los hubieran programado para buscar eso. Pero todos están
vacíos, han perdido su yo y dudan de si eso es bueno o malo. Entonces una voz
grita alegremente «¡Enhorabuena, os habéis desprendido de vuestro
ego!» Y tú piensas «¿Me he desprendido de mi ego, o de las cosas que
hay dentro de mí que me hacen especial, que componen mi personalidad, que me
diferencian de los demás? Te percatas del «peligro de subir al cielo»
«¿No estoy preparado para esto?»

Es entonces cuando caes al infierno, al tuyo propio, donde te sientes
desnudo y vacío. «¿Dónde están mis cualidades?, ¿Dónde está mi yo?, ¿Qué
deseaba realmente? ¿Alcanzar una luz vacía y ya está? Me dijeron que allí
habría paz, calma dicha, felicidad absoluta, pero yo solo encontré vacío. ¿Por
qué?

-«Porque no bajaste a tu infierno»-Responde una voz.

Y ahora te encuentras en un pozo oscuro, aunque de vez en cuando vislumbres
una luz en lo más alto de él para recordarte que allí hay una salida. ¿Y qué se
hace en ese pozo? Conocer la parte más oscura de nuestro ser, nuestra sombra.
En ella están nuestros miedos, odios, envidias, rencores, hábitos dañinos,
pesadillas, ansiedades, maldades, tristezas y un largo etc. Y allí gritas,
lloras y te desesperas sin darte cuenta de que esa prisión te va limpiando por
dentro, expulsando todo el mal acumulado durante años de una manera dolorosa
pero que más tarde resultará gratificante. 

Un día descubres que ya no estás en el pozo si no en la tierra, en el punto
de partida. Te observas y sientes que ya no eres el mismo, te sientes ligero,
sin miedo, sin tristeza. Ya no estás vacío, algo has aprendido allí abajo, te
has conocido a ti mismo, has podido mirar a tu alma a los ojos y te has sentido
grande, como si te hubieran sido dados todos los secretos del sentido de la
vida. Es cuando caes en la cuenta de lo que anhela tu verdadero ser y piensas.
. . «El cielo puede esperar».

http://blog.inma-martin.com/wp-content/uploads/2014/01/Escalera-al-cielo.jpghttp://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/d/db/Pozo_inici%C3%A1tico_de_la_Quinta_Regaleira_visto_desde_el_interior.jpg
2 Comentarios
  • Luz
    Posted at 12:31h, 04 enero Responder

    es bueno saber que a pesar que en la sombra nos sintamos aun peor lo mal que hemos podido actuar, tengamos sin embargo la oportunidad de sanarnos y limpiarnos
    gracias por compartir esta nota que siguen acompanandome en mi camino

  • Firmado... tu
    Posted at 07:38h, 05 enero Responder

    Maravillosa y enriquecedora lectura, gracias por compartirla

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