03 Jun TIPOS DE SADHU
Hay distintas doctrinas y órdenes, según la divinidad que centre su atención y otras costumbres. Algunos de los “tipos” de sadhus son:
Naga Sadhus:
Desnudos y con el cuerpo embadurnado de vibhuti, o ceniza sagrada, los naga sadhus constituyen una de las sectas hindúes más curiosas y menos conocidas. Se dice que pasan la mayor parte de sus vidas en pleno Himalaya, donde viven al margen de la sociedad desde el momento en que deciden convertirse en ascetas.
Algunos de ellos fueron entregados por sus padres a un gurú que, tras adoctrinarles y utilizarles como esclavos durante años, les permitió convertirse a su vez en maestros. Otros por sí mismos decidieron abandonar el mundo material y renacer en el espiritual. Tanto es así, que los hay que celebran su propio funeral y se deshacen de todos sus bienes y documentos. El Estado indio, que reconoce la muerte legal –aunque no física- de los sadhus, dejará en ese momento de considerarles ciudadanos de este mundo. Ha muerto un hombre y ha nacido un sadhu.
A partir de la conversión, el naga sadhu consagrará su existencia a adorar a Shiva, a meditar y a perfeccionarse como guerrero asceta. El celibato, más fácil de llevar gracias a las pipas de hachís que fuman continuamente, les servirá para concentrar su energía y buscar la ‘iluminación’. Para un naga sadhu, tener un hijo supondría una catástrofe, pues alargaría el ciclo de reencarnaciones del que quieren escapar.
Como buenos guerreros de Shiva, los naga se organizan en akharas, equivalentes a regimientos que siguen las órdenes de un jefe. En las celebraciones religiosas masivas -como el Kumbha Mela– se producen a veces verdaderas batallas campales entre sectas o facciones de sadhus, y es entonces cuando entran en acción las espadas, las lanzas o los tridentes que normalmente portan sólo como símbolos religiosos.
La organización dentro de la secta es extremadamente rígida y tiene forma piramidal, aunque han surgido escisiones en el seno de los naga que han dado lugar a nuevas sectas. Los aproximadamente 250.000 sadhus que tiene la secta Juna, por ejemplo, sólo prestan obediencia ciega a Soham Baba, su mahamandalesvara, o gran jefe, y son capaces de pelear hasta la muerte contra los seguidores de una secta rival.
«Es un mundo complejo, muy primitivo y poco conocido. Los naga siempre han despertado entre la gente una mezcla de fascinación y temor, y todavía hay quien piensa que efectivamente son muertos cuyo cuerpo está ocupado por el espíritu de Shiva y, como tales, hay que respetarlos», dice el antropólogo indio Anil Bhose.
Las historias sobre los sadhus centenarios que subsisten en los profundos bosques del Himalaya practicando el yoga y ayunando durante meses pueden ser sólo leyenda. Pero se sabe que el carácter guerrero de los nagas les llevó a plantar batalla a los musulmanes que invadieron la India en el siglo XII, y más tarde a los británicos. Con su empeño por mantenerse al margen de la sociedad y del mundo material, se diría que los naga sadhus están resistiéndose a perder la guerra contra una nueva invasión: la de la modernidad.
Dandis
Son de origen brahman y grandes sabios. Se dedican a la meditación y conocen muy bien las escrituras. Suelen ir ataviados de un “danda”, un cayado de bambú del que no pueden separarse.
El término sánscrito Aghora es la combinación entre dos palabras y tiene distintos significados: A es una negación; Ghora es la oscuridad de la ignorancia, pero también significa intenso, profundo. Aghora significa, por lo tanto, la luz, la ausencia de la oscuridad, la toma de conciencia, pero también simboliza un estilo de vida donde un discípulo de la tradición de Aghori no tiene sentimientos intensos o profundos, no hace diferencia entre los diversos sentimientos, parece ser indiferentes a las diversas historias de la vida.
Los Aghoris siguen a Lord Shiva y otros a Lord Kali (Kali es el nombre de su divina madre con quien se mantienen en contacto mediante rituales con cadáveres humanos, los cuales son tan sagrados como cualquier otra cosa en sus vidas) y sostienen que pueden parar el renacimiento humano en la tierra.
Los principios rectores para un sadhu son la renuncia y la disciplina. Han sacrificado toda su vida material, su familia, los placeres de la vida, para dedicarse por completo a la práctica de lo sagrado: el yoga y el control de su propio cuerpo, la meditación, rituales de distinto tipo, penitencias (en algunos casos de lo más excéntrico)…
Por eso el verdadero sadhu es considerado un hombre santo y despierta todo el respeto y la admiración en India, lo que permite que puedan vivir de la limosna.
No obstante, hay excepciones. A veces no son más que vagabundos o personas que malviven en la calle… y en algún caso es posible encontrar a quien encubre otro tipo de propósitos o prácticas bajo la apariencia de “sadhu”, como disfrazarse de atracción turística para conseguir unas rupias
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