Pranayama es el nombre que reciben las técnicas yóguicas de respiración las cuales son usadas para mover la energía pránica de un modo deseado y así equilibrar el cuerpo, los meridianos y los chakras.
El Prana es la energía vital de asimilación, que el cuerpo adquiere a través de la inspiración, los alimentos y las bebidas.
Por otro lado está la energía Apana, la fuerza de eliminación del cuerpo. Esta energía es la que ayuda a eliminar toxinas mediante la espiración, la orina, la defecación y el sudor.
Estas dos energías circulan por nuestro cuerpo a través de los meridianos.
Cuando aplicamos la cerradura Mul Bhand (Ver Cap. Bandas y Cerraduras), hacemos que ambas energías se unan a la altura del punto del ombligo, donde se haya la energía Kundalini. Es entonces cuando Prana y Apana empujan a la Kundalini por el canal central de la columna, denominado Sushmana, conocido también como Cordón de Plata, elevando a la Kundalini hasta la coronilla.
En su recorrido, la Kundalini equilibra todos los chakras, los meridianos principales y también la personalidad de la persona.
Además de Sushmana, existen otros dos canales energéticos situados a ambos lados de este: Ida y Pingala.
Ida es el canal situado a la izquierda de la columna. Nace en la base de esta y termina en la fosa nasal izquierda. A través de él es introducida en el cuerpo la energía que expande la mente, es la energía fría y tranquilizadora de la Luna.
Pingala se sitúa a la derecha. Nace también en la base de la columna y termina en la fosa nasal derecha.
A través de él, introducimos en el cuerpo la energía estimulante, reconstituyente y calorífica del Sol.
Por ello son tan importantes las técnicas respiratorias en yoga. Según la respiración que hagamos, estimularemos el Prana y el Apana para activarnos, relajarnos, hacer que la sangre se oxigene y fluya más deprisa, o incluso que baje nuestra temperatura corporal.