12 Sep Positividad, abundancia y prosperidad
Esta mañana leí un artículo en una página web sikh, a cerca de la diferencia entre avaricia y necesidad, enfocado en este caso hacia la prosperidad.
Hablaban del poder del Ardas, que significa oración. Presentaban el siguiente problema de un devoto Sigh: ¿Por qué mi ardas no surte efecto? ¿Porqué Dios no hace que se cumpla lo que pido si todos los días voy al gurdwara a rezar y ofrezco dinero para la colecta?
Y la respuesta que se daba era que lo que se pide en una oración, ha de pedirse de todo corazón. Que verdaderamente lo sientas, ya sea por necesidad o porque lo desees con toda tu alma.
Es el principio que se explica en «El Secreto» de Rhonda Byrne: Todo lo que desees, absolutamente todo, ya sea bueno o malo, lo atraerás.
Este principio se me quedó grabado, ya que hablaban de cómo la mente atrae todo, lo positivo y lo negativo.
Si eres una persona obsesionada con la enfermedad, la atraerás, si te da miedo la pobreza, la atraerás, si temes los accidentes de coche, los atraerás, si crees en la mala suerte la atraerás. Pero si cambias la polaridad de negativa a positiva, también funcionará, pero hay que desearlo de verdad, y actuar como si ya tuvieras aquello que tú deseas. Por eso aveces no funcionan nuestras oraciones, porque no nos VISUALIZAMOS, viviendo con la bendición que pedimos.
Por eso es tremendamente importante ser constantemente positivo, hasta el extremo en que las cosas que no desemos en nuestra vida no han de ser formuladas con la palabra NO, otra enseñanza de «El Secreto». «No quiero estar enfermo», está mal dicho porque el univerno lo va a transmutar como «Quiero estar enfermo»; Siempre que deseemos algo con la palabra No, el universo la tachará y atraerás lo que no quieres. Si no quieres estar enfermo, no lo pidas de esta manera, pide «Quiero ser sano» y desde ahí todos tus pensamientos sin la premisa No, harán que tu mente sea mucho más positiva.
El hábito de la oración es muy poderoso, y no importa cual sea tu credo, ya que la oración existe desde el principio de los tiempos, ya sea bailada, cantada, susurrada o silenciosa. Tampoco es necesario que estés dos horas rezando todos los diás, símplemente concedeté unos minutos antes de dormir, o si lo prefieres al despertar, para visualizar y pedir aquello que quieres en tu vida.
Hay personas que no se atreven a pedirle nada a Dios, porque piensas que no son merecedores de que un ser tan grade «trabaje» para ellos. Pero es todo lo contrario, a Dios le gusta que le pongas a trabajar, que le pidas, porque para eso está. Una madre no le negaría la leche de sus pechos a su hijo, pues lo mismos sucedería con Dios. Ya sabeis el refrán «El que no llora no mama».
Así que no tengais miedo a pedir. Pedir desde el corazón. Pedir bendiciones no solo para vosotros si no también para los demás, porque estas serán devueltas por duplicado. Y sobre todo, nunca deseear un mal a nadie. No somos quienes para pedir una maldición, siempre ha deser una bendición.
Practica la ardas, con fe ciega en que todo te será dado. Y no seas impaciente porque todo llega cuando tiene que hacerlo.
Y cuando veas que las oportunidades de prosperidad y abundancia se te abren, no las niegues, pensando que no las mereces, porque tú las has pedido y te han sido dadas.
Bendiciones para todos.
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