Parábola de la Ciudad Mágica, Buda.

Parábola de la Ciudad Mágica, Buda.

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Un grupo de viajeros se dirige a un lugar llamado Ratnadvipa (‘el Lugar de las Joyas’), y 
han empleado a un guía para enseñarles el camino a través de la densa selva. Es un camino 
difícil y peligroso. Mucho antes de llegar a su destino los viajeros están rendidos y dicen al 
guía: ‘No podemos dar un paso más. Volvámonos.’ El guía piensa ‘Sería una lástima. Han 
adelantado  tanto  ya.  ¿Qué  podría  hacer  para  persuadirles  a  que  sigan?’.  El  guía  poseía 
cierto  tipo de poder mágico y hace aparecer una ciudad mágica. Entonces  les dice a  los 
viajeros:  ‘¡Mirad! Allá  delante  hay  una  ciudad. Descansémonos,  comamos  allí,  y  luego 
decidiremos qué hacer.’ Los viajeros están contentísimos de parar y descansar. Comen y 
pasan  la noche en  la ciudad mágica, y  a  la mañana  siguiente  se  sienten mucho mejor y 
deciden, después de  todo,  seguir  su viaje. El guía hace desaparecer  la  ciudad mágica,  y 
conduce a los viajeros a su destino, el lugar de las joyas. 

El significado de la parábola no resulta difícil de desentrañar, en el contexto del sutra. El 
guía  es  el  Buda,  los  viajeros  son  sus  discípulos.  El  lugar  de  las  joyas  es  la  suprema Iluminación,  y  la  ciudad  mágica  es  el  nirvana  Hinayana  –  nirvana  como  el  estado 
comparativamente negativo, libre de pasiones y sin iluminación espiritual positiva. 

En la parábola, el Buda habla primero del nirvana en el sentido psicológico corriente. Sólo 
después de  asimilar  esta  enseñanza,  sólo después de descansar  en  la  ciudad mágica,  les 
conduce a la meta superior espiritual de la Budeidad perfecta, el lugar de las joyas. 

Se podría emplear esta misma parábola para describir el proceso de enseñar la meditación. 
Cuando  la  gente  comienza  a  aprender  a meditar  suele  preguntar:  ‘Cuál  es  la meta  de  la 
meditación?’. No contestarías enseguida, ‘La meta de la meditación es ser como un Buda,’ 
porque es lo último que la mayoría desea. No se interesa en nada espiritual ni religioso; 
sólo  desea  sosiego mental  en  su  vida  y  trabajo  cotidianos.  Es  realmente  verdad  que  la 
meditación da sosiego mental. Pero después de meditar algún tiempo algunos empiezan a 
sentir sosiego y se preguntan ‘¿Eso es todo, o hay algo más en la meditación?’. Entonces 
sería el momento apropiado de decir  ‘Sí, hay algo más. El  sosiego mental, en el  sentido 
psicológico corriente, no es la meta final de la meditación, sino una etapa intermedia. Más 
allá  existe  una  meta  espiritual  –  la  Iluminación,  el  conocimiento  de  la  verdad,  el 
conocimiento de la Realidad – que en términos budistas se llama la Budeidad perfecta. En 
este caso, el sosiego mental es la ciudad mágica donde el viajero se nutre y descansa antes 
del largo viaje hasta la Iluminación.

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