07 Ene La meditación como medicina
Hubo un momento de mi vida en que decidí que quería sanarme, especialmente por dentro, es decir, sanar el dolor del alma, la incapacidad de avanza y de pensar las cosas con claridad. Decidí hacerlo sin pastilla, ni hierbas, ni nada, única y exclusivamente a través de la meditación.
No os voy a mentir, al principio, cuando uno se encuentra mal, desganado y paralizado, es muy difícil entrar en una rutina meditativa, pero no imposible.
En este caso, crear una rutina de meditación es una auténtica salvación, y llegará un momento en que verás que no puedes pasar ni un solo día sin practicarla.
Las primeras semanas puede que te plantees el dejarlo. ¡Ni se te ocurra! Por mucho que tu mente te de la tabarra con «Venga déjalo, y ponte a dormir». ¿Por qué digo lo de dormir? Porque los mejores momentos para llevar a cabo esta práctica son al despertar y antes de acostarte.
Yo personalmente prefería hacerlo al acostarme porque así evitaba el insomnio y mi mente se quedaba vacía a la hora de dormir, lo que me evitaba muchas pesadillas.
Cuando llevas una temporada meditando, te das cuenta de que caminas más relajado por la vida. Te cuesta menos el día a día, estás más atento e incluso activo. ¿Por qué? Porque al meditar consigues que las ondas cerebrales bajen hasta el estado alfa, donde la actividad cerebral es más reducida, sin que llegues a dormirte.
Las glándulas cerebrales comienzan a segregar serotonina, la hormona del sueño, cuyo aumento en los circuitos nerviosos produce una sensación de bienestar, relajación, mayor autoestima y concentración.
Esto hace que se reduzca a su vez la hormona cortisol, conocida como la hormona del estrés.
Cuando uno logra eliminar el estrés de su vida, ve todo con más claridad, desde una posición neutral, en la que es capaz de tomar decisiones o embarcarse en proyectos por difíciles que puedan parecer.
Pero he de hacer una advertencia, si sufres de algún tipo de enfermedad mental, como esquizofrenia, o cualquier otra que te mantenga bajo vigilancia médica, consulta antes con tu doctor a cerca de la práctica de la meditación. Esto es debido a que las enfermedades mentales cambian la química del cerebro y puede que no sea adecuado hacer un aumento de serotonina en personas que sufren este tipo de enfermedades.
Por lo demás, no tengas miedo, siéntate en un lugar cómodo, cierra los ojos, pon música de fondo si lo deseas, y comienza a respirar profundamente, sintiendo como con cada exhalación tu cuerpo se va relajando y soltando más y más. Olvídate de todo lo que te rodea, de tu día a día, de tus problemas, de todo. Solo estáis tu respiración y tú. Tu yo más profundo, más entero, más neutral y auténtico, al que nada le perturba y solo es feliz con la mera respiración que llena tu pecho, haciéndote sentir de maravilla.
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