29 Dic El Tao Te Ching
Se que el Tao Te Ching no es una escritura yóguica, sin embargo a cerca de lo que habla está muy relacionado con el yoga.
La palabra Tao, significa Camino y la traducción completa de Tao Te Ching es: «La Escritura del Camino y la Virtud».
Este corto pero sabio libro fue escrito por Laozi, también conocido como Lao Tse, que significa «Viejo Maestro», al rededor del año 600 a.C. Se dice que Lao Tse fue un archvista de la corte imperial de la dinastía Zhou.
El tema sobre el que gira estos pequeños «consejos» es el Tao, descrito por Lao Tse como la fuerza presente en todo, lo que mueve el universo, incluso lo que une los contrarios.
En cada capítulo, se nos da la manera de llegar a ser sabios siguiendo el camino correcto, el camino de la no acción. Siguiendo la ausencia de deseos y acciones, se nos dará todo aquello que necesitemos.
El Tao Te Chin habla sobre la naturaleza de los opuestos, comenzando por las energías Yin y Yang, representando lo masculino-femenino, el calor y el frío, la luz y la oscuridad, y un largo etc.
Aquí se nos revela que los opuestos son la misma cosa pero llevado cada uno a un diferente extremo de una misma línea. Por eso se puede decir que en toda luz hay un punto de oscuridad y en toda oscuridad hay un punto de luz. Los opuestos por lo tanto se necesitan el uno al otro pero el verdadero camino sería el del medio, no el tono blanco o negro, si no el gris, el que te lleva por la senda equilibrada, en el que no toman parte los opuestos ya que han sido puestos al mismo nivel y neutralizados.
Otro tema importante es la «no acción». Muchas personan tienden a alcanzar la grandeza, el poder, el dinero, sin embargo, cuanto más luchan por ello, la meta más lejana se encuentro, por lo tanto lo mejor es «dejarse llevar» por el Tao, el camino, ya que este al final te llevará donde quiere que tengas que estar. La frase «Todo está bien como está», es una frase que puede definir muy bien la filosofía taoista-budista. El mismo Tao dice que «Unas veces se está arriba y otras abajo», la vida tiene diferentes ritmos y si nos dejamos llevar por ellos seremos presa de la dualidad, de los opuestos y nunca podremos encontrar el camino de enmedio, que al fin y al cabo es el camino de la felicidad.
Buda se dio cuenta de ello cuando, cansado por el ayuno y la dura vida como asceta, cayó en la cuenta de que no hay que ser un extremista, en su caso no tenía que estar todos los días siguiendo un extricto ayuno y meditando horas y horas, si no que tenía que vivir, tener vida social, comunicar lo que había aprendido a otras personas y seguir a delante.
Muchos piensan que para alcanzar la iluminación y llegar a ser un hombre santo han de irse a una lejana montaña o introducirse en el más frondoso bosque para aislarse y alcanzar la paz interior. ¡Toma, claro, qué fácil, ¿no?. Así yo también alcanzo la paz, pero. . . ¿Qué mérito tiene alcanzar la paz fuera de la sociedad? ¿Siendo un hermitaño? El verdadero reto es la paz interior en un mundo constantemente mutable.
Muchos de los consejos del Tao Te Ching son dirijidos a los gobernantes para que su pueblo sea feliz.
Por ejemplo, en el capítulo 37 del Tao Te Chig aparece lo siguiente:
El Tao nunca hace nada,
mas a través de él todo se hace.
Si los hombres y las mujeres poderosos
pudieran centrarse en él ,
todo el mundo se transformaría
por sí mismo a su ritmo natural.
Las gentes estarían contentas
con sus vidas símples y cotidianas,
en armonía y libres de deseo.
Cuando no hay deseo
todo está en paz.
Por consiguiente, volvemos al camino de en medio y no al extremo, alcanzar la paz interior en sociedad, ni siendo un asceta ni tampoco viviendo en una comuna, porque al fin y a la postre todos sabemos que los extremos se tocan y que al vivir en una comuna sigues aislándote de la «gran sociedad» para vivir en una «pequeña sociedad» que los propios individuos pueden llegar a considerarla elitista.
Así que, lo mejor no es forzar las cosas si no, como se ha dicho antes, dejarse llevar por los acontecimientos sin luchar en exceso, tampoco hay que quedarse parado a ver si las cosas llegan por ciencia infusa. ¡El mundo sigue girando!
En el capítulo 48 del Tao aparece lo siguiente:
En la búsqueda del conocimiento
cada día se añade algo.
En la práctica del Tao
cada día se abandona algo.
Cada vez es más superfluo forzar las cosas
hasta que al final se llega a la no-acción.
Cuando nada se hace
nada queda por hacer.
La verdadera maestría se alcanza
dejando que las cosas sigan su curso.
No puede alcanzarse interfiriendo.
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